En los últimos años la llamada “crianza de apego” se está convirtiendo en tendencia en Occidente, empezó en Estados Unidos y está pisando fuerte también en nuestro país.

Pero, ¿en qué cosiste? La crianza de apego también conocida como “crianza natural” o “respetuosa” es un término acuñado por el pediatra William Sears, es una corriente basada en los principios de la teoría del apego. Esta teoría concluye que un fuerte enlace emocional con los padres durante la infancia, también conocido como apego seguro, es precursor del desarrollo de una personalidad segura e independiente, un buen comportamiento, independencia, y buenas relaciones. Este tipo de crianza tendrá efectos emocionales y psicológicos positivos durante toda la niñez, adolescencia y cuando sea adulto.

Hace algunas semanas comenzó a circular por las redes sociales un texto redactado por una periodista acerca de este tipo de crianza.

La hipermaternidad por Eva Millet

Para la periodista Eva Millet, este tipo de crianza puede llevar a la «hipermaternidad».  Para Millet, muchas mujeres de clase media y con educación superior consideran que la mejor forma de criar a sus hijos se basa en  estar en máximo contacto con él, prácticamente tenerlos “enganchados” a través de aspectos como la lactancia extendida y a demanda, el colecho.

La hipermaternidad destaca también por la concepción de los hijos como seres intocables y sostiene la máxima de que las madres son responsables últimas de su bienestar exigiéndose a si mismas abarcar todo por y para ellos tratando, incluso, de solucionar todos los problemas de sus hijos, evitarles pasar por momentos difíciles y anticiparse a sus deseos antes incluso de que lo pidan. Según Millet, este tipo de crianza sobreprotectora puede conllevar consecuencias como eliminar su sentido de la autonomía, problemas de frustración (al no saber afrontar los problemas) y de autoestima.

En esta corriente, los más críticos incluso consideran que este tipo de crianza llevada al extremo es un retroceso desde el punto de vista del feminismo. A menudo la sociedad es muy exigente e injusta con las mujeres en general y con las madres, en particular. Parece que se es mejor madre por dar el pecho a demanda, parir de manera natural… 

CONTESTACIÓN 

La hipermaternidad no se debe vincular a formas de criar respetuosa, son conceptos distintos, se han mezclado muchos conceptos que no están relacionados entre sí existiendo una profunda comprensión de los que es la crianza «natural». Pero vayamos por partes:

La crianza con apego no se ha de confundir con una forma de tener al niño en la que reine la dependencia, especialmente hacia la madre quien asegura su supervivencia (dependientes son, guste o no y van siendo cada vez menos según crecen y evolucionan), pero esto lo llevan grabado en su ser, como mamíferos que somos.

Este tipo de crianza, está basada en la escucha activa. Los bebés son seres dependientes y lo van a seguir siendo hasta que vayan alcanzando hitos motrices y emocionales que les permitan «alejarse» de la madre con seguridad. Para ello necesitan de un sostén, en este caso, la crianza respetuosa consiste en atender al niño en sus necesidades emocionales (bien a través de la lactancia, colecho, porteo, movimiento libre, escucha activa o cualquier otra forma sensible), de tal forma que al realizarlo, su respuesta es de satisfacción y plenitud.

Los mayores aprendizajes siempre calan hondo cuando se realizan desde el placer. Un bebé atendido de forma integral proporcionándole serenidad, está infinitamente más preparado para alcanzar hitos de forma segura.

Criar con apego, no es criar con dependencia sino con escucha, respetando lo que nos quieren decir, atendiendo las necesidades que va teniendo según su momento evolutivo. Cuando un niño ha completado una etapa (por ejemplo, decide dejar el pecho de la madre), se le ha de respetar y guiar. 

Son niños que al sentirse preparados para alcanzar un hito, se sienten más seguros porque han sido sostenidos siempre y no temen evolucionar. Crecer, es placentero.

Una crianza «con apego» no es una «hipermaternidad». No mezclemos conceptos. Es una forma más de atender a los hijos coherente con la propia naturaleza, siguiendo el más profundo instinto, la intuicion, la de cada una…. con escucha y proporcionando herramientas para lograr su propia autonomía y personalidad. Y cada madre tendrá su forma de hacer, de sentir y de sobrellevar la maternidad.

Existen diversos estudios que sostienen que los niños atendidos con sensibilidad consiguen una mejor gestión de las emociones, tienen menos rabietas, tienen personalidades más asertivas y evitan la violencia como forma de resolver los problemas. 

Esto ocurre sencillamente porque sus principales referentes les han dado ese ejemplo durante el tiempo que lo han necesitado, dotándoles de herramientas para poder hacerlo por su cuenta en su vida presente y futura por las semillas que sus padres sembraron en ellos.

Así, logran convertirse en adultos sanos emocionalmente, habiendo interiorizado el apoyo y respeto hacia su propia persona, porque así se lo hicieron sentir sus padres desde que nacieron.

La crianza natural no es crear seres dependientes, sino una forma de acompañar al niño de una forma instintiva, donde la entrega de sus principales cuidadores, es sensible a sus necesidades a todos los niveles, proporcionando al niño una base muy fuerte para sus aprendizajes futuros y la forma en la que se enfrentarán al mundo.

Atajando otro punto, las madres tienen cada día un mayor y mejor acceso a la información. Pueden documentarse y tienen la oportunidad de decidir que hacer, como criar o como parir a sus hijos. 

Es demasiado simplista (sin ánimo de ofender) redactar una frase en la que diga, que algunas se creen mejores madres por intentar dar a luz sin epidural. Quien realiza esta afirmación está cuanto menos, desinformada. 

Parir sin epidural tiene efectos positivos. Los tiene. Una mujer que decide hacerlo o al menos intentarlo, generalmente se ha informado. Sabe que la anestesia tiene efectos o puede tenerlos en el proceso de parto, postparto y en la madre e hijo. Tiene efectos positivos? Si, los tiene. Se asegura un control de lo que está ocurriendo en su cuerpo, siente las contracciones, tiene menos opciones de que se ralentice el parto y por lo tanto mínimas opciones a que se la administre oxitocina sintética, o menor riesgo de padecer un expulsivo instrumentalizado.

Todo depende siempre de la escala de valores de cada mujer. Hay madres que tienen terror al dolor, al parto y en sus escala de valores tiene un valor de 10. Perfecto, que se la ponga. Es un recurso para atajar el problema. Pero hay otras mujeres con otros valores que deciden intentarlo sin la analgésia por los beneficios que tiene para madre e hijo….Estupendo, también. Sin enjuiciar, depende de lo que cada mujer sienta o quiera hacer.

Que una madre quiere dar el pecho porque se ha informado y tiene una convicción férrea en hacerlo? Genial! Que siente que no quiere hacerlo por miedo, porque no puede con la presión externa, por falta de apoyos, por dolor, o porque no quiere hacerlo sin más? Pues adelante con la leche en polvo.

Y no se es «mejor o peor madre» por tomar una decisión u otra. Dejemos las etiquetas. Vamos a respetarnos más. La maternidad es un camino. Más información verídica, apoyos y solidaridad y menos críticas y etiquetas…Que manía con ponerle nombres a todo! Con lo complicadas que son las mentes, con las experiencias tan distintas de vida que hay… Cada una con sus miedos, preocupaciones y traumas…. Basta de echar tierra las unas a las otras. Cada madre hace lo que la parece conforme a sus creencias o posibilidades…porque los ritmos de día a día, las exigencias laborales y sociales y la falta de conciliación no lo ponen nada fácil… sin embargo, el instinto sigue ahí…

Desde método canguro nuestro respeto total a todas las madres que cada día procuran los mejor para los suyos. Eso si, intolerantes a la violencia. No todo vale. Pero de eso ya hablaremos otro día.

Ana Villaseca. Periodista

*Foto de 27707 (www.pixabay.com)