La fiebre es el aumento de la temperatura corporal por encima de lo normal (oscila entre los 36º y 37º), va acompañado por un aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, y manifiesta la reacción del organismo frente a alguna enfermedad. La fiebre es uno de los síntomas que más preocupan a los padrespero hay que recordar que la fiebre ayuda al cuerpo frente a las infecciones, por este motivo hay que observar más al niño que al termómetro. A continuación detallamos varias puntos importantes sobre la fiebre:

1- ¿Cómo se puede saber si un niño tiene fiebre?

Para saber si un niño tiene fiebre puedes tocar o besar su frente, si notas su piel como ardiendo probablemente tenga. Existen termómetros digitales de última generación que a golpe de click, te dan la temperatura en menos de 1 segundo. (picha aquí si te interesa conocerlos) Si supera los 38 observa su comportamiento, si está jugando y comiendo con normalidad no hay por qué alarmarse.

2- ¿Cuándo se debe acudir al pediatra?

Por lo general, si el niño mantiene su nivel de actividad (come, duerme, juega, etc), se mantiene hidratado ingiriéndo líquidos, no es necesario ir al médico a no ser que esa fiebre continúe tras más de 24 horas. Si su temperatura es muy alta (supera los 40º) se recomienda ir al centro de salud y hospital.

Si además de tener fiebre presenta uno o varios de estos síntomas también se debe acudir al médico:

  • Pérdida de apetito
  • Dolor de oído
  • Tos
  • Irritabilidad
  • Somnolencia
  • Vómitos
  • Diarrea
  • Si está muy pálido o muy sonrojado y no acude al baño con normalidad
  • Si aparece un sarpullido en alguna parte del cuerpo
  • Le cuesta respirar (hace mucho esfuerzo por mantener la respiración o respira más rápido de lo habitual) aún despejando sus vías respiratorias de mocos.

Dependiendo de lo molesto que se sienta el niño, el pediatra puede recomendar algún tipo de medicación que suele ser paracetamol y en algunos casos ibuprofeno. Si además de la fiebre presenta síntomas claros de alguna enfermedad recetará medicamentos para su tratamiento.

3- Si la fiebre es una defensa contra una infección ¿por qué hay que tratar de bajarla?

Ya que la fiebre actúa como una defensa corporal contra bacterias y virus, muchos profesionales recomiendan no bajarla para que actúe con mejor eficacia. Pero, si la temperatura del niño es demasiado alta y está molesto como para beber, comer, o dormir, ésto también puede hacer más difícil su recuperación y por eso se recomiendan medicamentos para bajar la fiebre.

En el momento de dar medicamentos a un niño, su peso indicará la dosis correcta, usa siempre el medidor que acompaña al medicamento para suministrarle su dosis y darle la cantidad exacta.

4- ¿Hay otras formas de bajar la fiebre?

Si el niño tiene un aumento de temperatura no le abrigues con mucha ropa, a la hora de llevarlo a la cama que esté destapado y con ropa que sea transpirable. Puedes intentar bajar la fiebre ofreciendo mucho líquido o dándole un baño, nunca en agua fría, sino templada. Si todavía es un bebé, ofrecerle más a menudo el pecho suele funcionar para que su temperatura se regule. También el contacto piel con piel es no sólo una forma de normalizar la temperatura sino que resulta de lo más amoroso ;.)

5- ¿Qué hacer si el niño tiene una convulsión debido a la fiebre?

En ocasiones, la fiebre puede causar convulsiones, tanto en bebés como en niños pequeños. Si esto ocurre se debe colocar al niño de lado, alejarlo de objetos con los que pueda golpearse o hacerse daño, mover su cabeza hacia un lado para evitar que se ahogue si vomita. Durante la convulsión no se debe dar ningún medicamento para bajar la fiebre, ni pasar una esponja con agua fría por su frente. Es importante calcular cuánto ha durado la convulsión para luego indicárselo al médico, en cuanto acabe la convulsión acude a tu centro médico más cercano para que observen al niño.

6- ¿Por qué vuelve a subir la fiebre después de bajar?

Los medicamentos que bajan la fiebre tienen un efecto temporal, no actúan frente al virus que causa la infección, así que los niños pueden tener fiebre hasta que se cure de esa infección.