Que la inteligencia se hereda de padres a hijos es algo que se conoce desde hace décadas. Sin embargo no había evidencia científica hasta ahora. Recientemente se ha demostrado, además, que los genes de uno de los progenitores podría tener más incidencia en la inteligencia de los pequeños.

Los últimos estudios revelan que las madres son las que transmiten la mayor parte de carga genética relacionada con las habilidades cognitivas ya que aportan más información para el desarrollo de las estructuras cerebrales asociadas con el pensamiento. La razón sería que dichas habilidades se encuentran en mayor proporción en el cromosoma X, esencial en el desarrollo del potencial cognitivo.

En la investigación que confirma esta premisa, los ratones que contaban con una proporción mayor de genes maternos desarrollaban cabezas anormalmente grande y un cuerpo pequeño. Mientras que aquellos con genes paternos tenían una cabeza más pequeña y el cuerpo más desarrollado.

La herencia genética

Según los últimos estudios, queda claro que hay una importante carga genética en el desarrollo de las habilidades cognitivas de los hijos. Pero, ¿qué porcentaje de inteligencia se hereda? Los expertos apuntan que entre un 45 y 55%, mientras el resto vendría condicionado por otros factores sociales, por el entorno familiar, el apoyo emocional y los valores personales (autoestima, confianza, iniciativa, motivación).

El apego, clave para el desarrollo de la inteligencia

Uno de los factores que más influye en el desarrollo de las habilidades cognitivas de los más pequeños es el apego. El vínculo especialmente con la madre ejerce un papel fundamental en el desarrollo intelectual de los hijos. De hecho, se ha demostrado que aquellos niños que tienen un apego seguro tienen más tolerancia a la frustración, desarrollan un juego simbólico de mayor complejidad y son más constantes, entre otras cosas.

Sin embargo, y a pesar de lo apuntado anteriormente, la inteligencia también se puede trabajar mediante una adecuada y constante estimulación. Acompañando al pequeño en cada una de las etapas y dotándole del afecto que necesita se tendrá una mayor impacto en su inteligencia, que no deja de ser la capacidad para adaptarse al entorno. Por tanto, es importante recalcar, una vez más, la importancia del rol de los progenitores en el desarrollo emocional y cognitivo de los más pequeños. Al final, los hijos están más predispuestos a aprender de sus máximos referentes que son sus padres, quienes le profieren más cariño y afecto y a quienes más admiran.

* Foto de The Danw (www,pixxabay.com)