La vacunación enseña al sistema inmunitario a defenderse de enfermedades mortales a través de la inoculación de  virus o bacterias debilitados o inactivos (conocidos como antígenos); estos “despiertan”al sistema inmunitario para crear anticuerpos que actuarán protegiéndolo frente a futuras infecciones.

A pesar de ser sumamente importantes, no podemos obviar que las vacunas duelen y generan ansiedad en nuestros pequeños, puede, incluso, llegar a ser un momento incómodo y dramático tanto para tu bebé como para ti. No hay una varita mágica que evite el dolor físico y emocional del pinchazo, sin embargo con pequeñas acciones y siempre desde la empatía y amor podemos mejorar sustancialmente esta experiencia para ambos.

Cómo preparar a tu hijo para recibir una vacuna

A continuación, pasamos a relatar una serie de pautas que pueden ayudaros a tener una mejor experiencia antes y después de la vacuna:

Las vacunas pueden generar ansiedad y miedo en los niños indistintamente de la edad que tengan. Para que esta experiencia sea lo menos “traumática” posible es muy importante trabajar la anticipación. Habla con tu pequeño días antes de ir al centro de salud, explícale que las vacunas son necesarias para mantener una buena salud y no enfermar, que gracias a ellas se han extinguido muchas enfermedades. Explícale también en qué va  consistir el proceso de vacunación tanto si tu hijo es un niño como si todavía es un bebé. Estas conversaciones deben adecuarse a la edad y la comprensión de tu hijo. Dale tiempo a tu hijo para asimilar la información.  

Si crees que tu bebé es muy sensible al dolor, pide al pediatra que te recete un anestésico de uso tópico, que se puede aplicar una hora antes del pinchazo para tratar de reducir el dolor del pinchazo. Para las vacunas intramusculares, suele tener menos efecto, sin embargo para las extracciones va de maravilla.

Una vez en la consulta, sostén a tu bebé/ niño en brazos (si el pequeño no se resiste) en lugar de sentarle en la camilla (ya que esta puede imponer mucho respeto). Hay estudios que apuntan a que una de las mejores estrategias para reducir el dolor de los pinchazos es sostener al bebé/niño sobre el regazo. Si todavía es lactante, ofrécele la “teta analgésica”en el momento de preparación y del pinchazo, así como una vez haya terminado el proceso. De hecho, numerosas investigaciones señalan que los bebés que son amamantados de manera exclusiva, tienen menor probabilidad de sufrir fiebre tras haber sido inyectados. 

Otra pauta útil para tratar de mejorar esta experiencia es la distracción. Que hayamos explicado a nuestro hijo lo que va a suceder en la consulta del pediatra o enfermera no significa que tenga que mirar el pinchazo. Intenta distraer a tu pequeño para no vea el “momento aguja”: cántale una canción, dale el pecho si aún estás amamantando, ofrécele su juguete favorito o léele un cuento. Abrázale, háblale o cántale. Tu voz calmada le tranquilizará. Anímale a respirar profundamente contigo y pégatelo al pecho para que note tu respiración si estás tranquila. 

Tras el pinchazo, felicítale.Es importante reconocer su valentía tras la vacuna . El mero hecho de preguntarle ¿Cómo estas? le ayudará a sentirse acompañado y validado, tanto si contesta que le ha dolido como si no, sin negarlo o minimizar su sentir. Se trata de acompañar sin enjuiciar como se ha sentido y sostener ese sentir con un abrazo por ejemplo.

Acompañamiento respetuoso 

El niño debe estar en todo momento en compañía de su cuidador de confianza, ya sea su mamá, papá, abuelos, etc. Su presencia le calma, le da seguridad y confianza. El acompañamiento que hagamos los padres marcará esta experiencia, por tanto, es importante estar con ellos con todos los sentidos y brindarles nuestro apoyo en todo momento. Refuerza este momento con frases positivas y evita siempre oraciones del tipo: ¡No llores, que las vacunas no duelen!, porque invalidan sus emociones. 

Para terminar, un breve inciso: Si no te gusta el trato del/ de la enfermero/a o pediatra que atiende a tu hijo, recuerda que estás en tu derecho de pedir un cambio de médico. No te conformes, busca lo mejor para tu hijo.

Así, sí. Cómo puede cambiar esta experiencia con profesionales como este doctor.